En
una instalación nuclear como Santa María de
Garoña, además de los vertidos, también
se controla la presencia de contaminantes en el medio ambiente.
Esto se realiza a través del Plan
de Vigilancia Radiológica Ambiental (PVRA),
y consiste en un conjunto de toma de muestras y medidas de
radiación y radiactividad en productos naturales: agua,
aire, suelos y alimentos, todos ellos de la zona, y en unas
medidas de radiación directa del aire en un buen número
de estaciones de medida alrededor de la central.
Los resultados obtenidos permiten calcular la dosis radiológica total
que llega a las personas. Para avalar el respeto al medio ambiente en
su operación, en Santa María de Garoña se recogieron en el año 2021,
911 muestras, 683 medidas de radiactividad y 228 medidas de radiación
directa que confirman que el efecto de la central en el entorno es
prácticamente inapreciable.
Además, este control medioambiental
desarrollado por Nuclenor es posteriormente contrastado por
un laboratorio especializado e independiente y por el propio Consejo de Seguridad Nuclear,
que establece tomas de muestras paralelas que también
determinan la calidad medioambiental de nuestra instalación.